viernes, 26 de marzo de 2010

¿Qué sentirán ellos?

Historia envíada por Carlos Mendoza desde El Salvador.

(Gracias! ^^)
























La suerte de algunos...

Hoy me senté durante el mediodía en un parque bastante enorme y hermoso, repleto de árboles y bancas vacías que rodeaban una pequeña zona de recreo infantil con columpios, balancines, etc. Fue ahí donde me acordé sobre una de las últimas cosas que viví en la ya extinta Racoon City.

Mientras huía de no sé que cosa ( ya no recuerdo muy bien) me metí a un viejo almacén abandonado que se abría paso ante mi camino, el lugar estaba todo oscuro y olía a los mil demonios. Al encender mi linterna la primera cosa que ésta iluminó fue un enorme rastro de sangre que cubría toda una pared, la mancha ya estaba seca, quizá llevaba días ahí, podía tratarse de alguien malherido o bien no. Continué avanzando durante unos minutos en los que tan solo oía mi propia respiración y finalmente puede distinguir una silueta que se erguía tras unos escombros. En ese momento desenfundé mi arma y apunté, si contestaba a mi pregunta se salvaba, si no lo hacía pues podía ya darse por muerto.

Horrible y amarga fue mi sorpresa al descubrir la figura que iluminaba la luz de mi linterna, se trataba de una niña pequeña, ya infectada... de unos 6 a 7 años de edad. Algo me heló la sangre y me impedía jalar el gatillo aún cuando veía que ella se me venía encima con una mirada perdida y sus labios burbujeantes de sangre. No sé como lo hice finalmente, pero lo hice.

Tres balazos bastaron.


Luego, sinceramente no me acuerdo como diablos logré salir, pareciera que mis sentidos se nublaron tras ese incidente. En fin, hoy mientras observaba al grupo de niños jugar en el parque... me vino a la memoria esta vivencia que se me ocurrió ahora poner en mi diario.





Matar niños no es algo que se dé en mi todas las veces...

LEON S. KENNEDY 01:43 A.M.

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domingo, 21 de marzo de 2010

El sobreviviente

Historia envíada por Mauricio Gaytán Rodriguez de México

(muchas gracias!)
























Una de las cosas más extrañas que me ha pasado aconteció tan solo hace unos pocos días. El gobierno de los Estados Unidos de América me envió a una ciudad etiquetada bajo “cierto brote del T-virus” , no cabe destacar su nombre por motivos de seguridad (no, no es cierto la verdad es que lo he olvidado, pero si recuerdo que era muy difícil de deletrear) a una misión de rescate ya que los satélites que se encontraban en órbita lograron captar a un grupo de sobrevivientes en los edificios mas altos.


Uno de mis acompañantes en la misión llamado Carl Harrison estaba a cargo del helicóptero, salí desde nuestra posición y con mucha cautela comencé a recorrer las calles de esa devastada ciudad. De una forma bastante estúpida llamé la atención de algunos zombies que se encontraban merodeando, pero gracias a la lentitud tan característica de ellos, logré pasar y no me hicieron nada. Mi búsqueda tardó alrededor de 1 hora aproximadamente, sin embargo la operación resultó un fracaso. Regresé hacia donde estaba el helicóptero, pero Carl (tal como ha de suponerse) no se encontraba en su interior. Pasaron dos horas y empecé a inquietarme, pues ni siquiera contestaba la radio, decidí ir a buscarlo por los alrededores. En todo mi recorrido tuve la sensación de que alguien me vigilaba. Ese sentimiento me acompañó por un largo rato. En un instante escuché claramente unos pasos a cierta distancia, pasos que evidenciaban cierta inteligencia, no como los infectados, saqué mi arma y hablé:


-Mi nombre es Leon Scott Kennedy, trabajo para el gobierno de los Estados Unidos, muéstrate con las manos en alto…

Sin embargo no hubo ninguna respuesta.

-Vengo en una misión de rescate, ¿hay más sobrevivientes contigo?- Insistí, pero fue inútil.


Después de un rato me cansé y mejor seguí buscando a Carl. Luego súbitamente escuché un ruido en la esquina de un callejón, eran unos perros que se encontraban comiendo a una persona, uno de ellos me vio y automáticamente mi mano se movió hacia mi pistola y comencé a disparar a diestra y siniestra. Antes de vaciar el cartucho ya habían caído muertos, eran en total 3 perros. Me dirigí hacia el cuerpo devorado y me acerqué poco a poco, lo puse boca arriba y pude distinguir que se trataba de Carl, esos animales le habían dejado deforme la cara, antes de que se despertara y creyera que yo era su cena de las ocho y quince, cometí la triste misión de liquidarlo con un tiro en la cabeza.

De pronto, a mi alrededor (y prácticamente de la nada misma) apareció una multitud de infectados, mi arma era insuficiente en ese instante, y claro era obvio que aparecieran de un momento a otro, pues se trataba de una ciudad y si no había nadie por las calles era porque se encontraban agrupados… si, he estado perdiendo habilidad y capacidad de intuición con el tiempo. Me estaban encerrando, me di cuenta que no tenía por donde escapar, estaba en una esquina y mi desesperación fue tanta que me caí atrás de unos botes de basura que se encontraban allí. Ellos se acercaron mas a mi, en un punto que se venían encima pensé que era el fin, pero en uno de los edificios que se encontraban cerca empezó a sonar una música salida de un piano, levanté mi vista y contemplé a un sujeto con sombrero que traía colgado de su cuello un órgano musical, milagrosamente los infectados se le quedaron viendo casi hipnotizados por la música y yo aproveché de huir.

Ya a la distancia le hice una seña a aquel sobreviviente para que me siguiera hasta el helicóptero, pero no me hizo caso, le grité que me acompañara, pero tampoco, tal parecía que ese era su lugar, sin embargo mis gritos llamaron la atención de un grupo de zombies por lo que definitivamente tuve que huir.

He estado intentando convencer a algunas autoridades para que autoricen otra misión de rescate, pero con la muerte de Carl todo se ha complicado y se han puesto recelosos en arriesgar a más hombres.


Esta noche me he acordado de ese enigmático músico y de cómo con su canción me salvó la vida…


Mas aún con tanto rumor que anda ahora sobre mi muerte, la verdad es que me resulta gracioso.





Si tuviera un centavo por cada persona anónima que me ha salvado la vida, ya tendría automóvil nuevo...

LEON S. KENNEDY 23:16 P.M.

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sábado, 13 de marzo de 2010

Muñecos raros
















El caso mas extraño del que una vez pude ser testigo ocurrió en La costa este de nuestro país. Un adolescente había sido brutalmente asesinado en el cuarto de su casa de veraneo. Su cuerpo presentaba mordidas, golpes y cortes hechos por algún tipo de arma blanca. El oficial a cargo Joseph Brodin tenía una sola sospechosa (la cual era su favorita, no sé porqué razón) se llamaba Beatriz y tenía la misma edad del joven muerto, según recuerdo tenían un parentesco que les unía, eran primos.


Según lo expuesto por Brodin, el adolescente muerto iba de vacaciones con su familia cerca de la costa y Beatriz se unió al viaje, el muchacho no deseaba que su prima les acompañara por una razón que todos desconocían, pero que mas tarde se logró dilucidar y era que el adolescente le tenía un terror inmenso a los muñecos de porcelana y en especial a un juego de pequeños muñecos de apariencia gótica que su prima había comprado en una tienda no recuerdo dónde.


El muchacho le habría comentado a su madre que una vez vio a uno de los muñecos atravesar una distancia correspondiente a dos metros desde el pasillo de la cocina hacia el patio trasero durante una tarde, el hecho habría ocurrido un día en que Beatriz había ido a visitarle llevando su juego de muñecos, sin embargo en ese instante el muchacho se encontraba solo en casa.


Otro dato que recuerdo es que durante una noche el chico habría oído como un grupo de personas discutían en la habitación de Beatriz, siendo que ella se encontraba totalmente a solas en el cuarto.


La paranoia del adolescente llegó a tal extremo que aseguraba que su prima tenía tratos con el diablo y que esos muñecos eran malignos, si mal no recuerdo habían querido internarle en una institución psiquiátrica, pero cuando el chico cambió su versión y reconoció que exageraba, pues la familia desistió de la idea. Sin embargo las relaciones entre él y su prima continuaban bajo un manto de misterio y temor. El solía evitarla, para los días festivos en donde la familia suele reunirse, aparentaba estar enfermo y con dolores con tal de no tener que verle.

Finalmente todo acabó en ese viaje de vacaciones, según Brody, el muchacho ya con los nervios destruidos y afectado por la psicosis quiso deshacerse del grupo de muñecos de su prima, mientras ella y la familia andaban en la playa, pero algo ocurrió que el pobre chico resultó muerto con severas heridas en su cuerpo. Brody dijo que en el cuarto del chico se encontraron fósforos y una botella de combustible, aparentemente para quemar los muñecos de su prima.


Aunque Joseph haya querido encerrar a Beatriz, aún suponiendo que toda esta delirante historia haya sido cierta, era imposible que sucediera, porque nada conectaba a la chica con el asesinato de su primo, salvo sus muñecos.

Es uno de esos homicidios que yo llamo “omelette” , no se sabe bien lo que es, pero uno está seguro de que es huevo, pues en este caso nadie sabe que es lo que realmente pasó, pero aún así hay un homicidio.




Me gustaría escribir algo gracioso ahora, pero siento que sonaría cruel de mi parte…
Leon S. Kennedy, 01:46 A.M.

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sábado, 6 de marzo de 2010

Los verdaderos amigos

Historia envíada por Mauricio Gaytan Rodriguez, de México.(¡gracias!)




















Los últimos dos zombies que maté, apenas unos jóvenes, aún merodean por mi cabeza y me tienen desvelado… me han hecho recordar mi juventud, mis amigos y mi escuela.
Recuerdo a mis amigos de la secundaria: Marco, Jim, Lady y Vanessa. Éramos los amigos perfectos, de esos que uno siempre echa de menos cuando no están y que sueña con tenerlos antes de conocerlos. Recuerdo que a mi me gustaba unan chica llamada Jennifer Grey. Era la mas hermosa y popular de la escuela y tenía un plus, era ni mas ni menos que la hija del alcalde de la ciudad.

Mis amigos me decían que ella no era para mí, que dejara de soñar, pero yo no les hice caso. Hasta Recuerdo una conversación que tuve con Jim unas semanas antes de graduarnos, le confesé que me iba a declarar ante ella, obviamente Jim se encargó de hacerme parecer un idiota.

-Ella te va a rechazar- me dijo él mientras intentaba destapar una botella de tapa dura.- A no ser que te conviertas en un jugador de futbol ella te aceptaría

-No importa, Jim, no tendré nada que perder si me declaro- le respondí.-no quiero abandonar la escuela y luego mortificarme con la pregunta: ”¿porqué no me declaré?”

-Es que no la conoces…- volvió a insistir, esta vez mirándome a los ojos.-ella NO TE ACEPTARÁ, y además de eso le contará a sus amigos quienes se burlarán de ti, ya sabes de quienes hablo, el “grupito” aquel…

-Me importa un bledo eso, total, ya no queda nada para terminar la escuela.

-Bueno no te rogaré, anda y dile, pero lo mas seguro es que te rechace. Si te gustan las humillaciones, pues no te detendré.

Luego le contesté algo, pero no recuerdo qué. Hace mucho que no me acordaba de esta charla con Jim, ¿qué habrá sido de él? Extraño ese tipo de gente, la que se preocupa por uno. También recuerdo cuando conocí a mi grupo de amigos: Marco stv…starv…, algo así, a Jim McCain, lady Williams y Vanessa Carlton. El primer día de escuela, fue un accidente y un grandioso accidente he de decir.

Ocurrió pocos minutos antes de la hora de clases, yo estaba buscando mi casillero y en el momento que lo encontré vi pasar a lady, estaba dirigiéndose a su clase cuando de la nada aparecieron unos bravucones (de esos que nunca faltan)… eran del ultimo año, y le encararon. Era bastante obvio que le querían quitar algo, pues ellos eran de ultimo año y ella apenas una niña. No sé de donde saque el valor y la valentía para enfrentarlos, supongo que de las peliculas y superhéroes de aquel entonces, me acerqué y les dije:

-¿Porqué no se meten con un hombre, y que sea de su tamaño?

Mis pies temblaban y mi corazón latía furiosamente, tragué un poco de saliva, lo que fue advertido por uno de los chicos. Justo cuando uno de ellos me iba a responder, apareció un profesor atrás de mí… Bell, creo que era su nombre.

-Con que molestando otra vez a los recién ingresados, ¿no?- le dijo Bell al muchacho mas grande de aquella pandilla.

En esos momentos sonó el timbre y ellos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos del pasillo.

-Kennedy – me dijo.- si te vuelven a molestar, nada mas dímelo. Ahora vayan a clases.

-Si, muchas gracias.- le respondí casi avergonzado.

Lady, quien se había mantenido al margen por un instante, se acercó a mi.

-¿Como te llamas?- me preguntó.

-Leon

-Lindo nombre- me dijo sonriendo.- muchas gracias.

-De nada- le respondí, ¿tú como te llamas?

-Lady…

-Lady, ahh ese si que es un bonito nombre

En mi primer día ya me había hecho una amiga. Después conocí a marco en la clase de computación, recuerdo muy bien que no había computadoras suficientes para todos. El profesor Tomas Lee (un profesor bastante gracioso bueno para contar chistes) nos dijo que nos acercáramos a uno de los compañeros que ya estuvieran trabajando en algún PC.

-Hola, ¿me avisas cuando termines?- le dije con una vez casi de bebé

-Es toda tuya…- me respondió levantándose de su silla.

En esos momentos que la ocupé, él se me quedo viendo como trabajaba, Marco sabia lo suficiente sobre diseño de paginas webs y todo acerca de la nueva cosa esa (por aquel entonces) llamada “Internet”. Yo, en cambio tuve suerte de que me hubiese dejado la computadora encendida. No sabía hacer nada y cuando me vio que mi rostro estaba colorado como tomate creo que se compadeció de mi y me ofreció su ayuda.

Ya me había hecho un segundo amigo. Saliendo de clase iba platicando con él, todos los alumnos salían de sus aulas y en esos momentos choqué con mi estimada amiga Vanessa, por accidente le tire todas las cosas.

-Lo lamento.- le dije.- déjame ayudarte.

Ella solo sonrió y yo me agaché a recoger sus cosas

Aquí está todo.- dije finalmente sonriendo.- ¿Cuál es tu nombre?

-Carlton, Vanessa Carlton.

-Ok, lo siento, Vanessa.

-Descuida, es mi culpa también por no fijarme.

Cuando reanudé mi marcha, me di cuenta que Marco ya no me acompañaba más, se había esfumado en medio de todo el montón de estudiantes.

En la hora del almuerzo por lo general si eres nuevo no sabes en que mesa sentarte ni con quien. Caminé hacia una mesa que se encontraba en una esquina, junto a una ventana, en el lugar no había nadie. Apenas le iba a dar la primera mordida a mi emparedado cuando alguien se sienta al otro lado de le mesa justo en frente de mi, era Jim.

A Jim lo conozco desde el kínder pero luego nos tuvimos que separar, sus padres se divorciaron y Jim se tuvo que mudar a Texas con su mamá. Tuve contacto con él durante 1 año, en su ultima carta me dijo que había encontrado novia…, en fin.
Bueno, él estaba allí sentado frente a mí, creo que me dijo lo siguiente:

-¡¡Que pequeño es este mundo,Leon!!

-¿Eh?- me limité a mirarlo con extrañeza.


-¿No me recuerdas?
-La verdad no…- le dije intentando hacer memoria.

-Soy yo, Jim…

Al instante se me vino a la memoria nuestras travesuras en los primeros años de primaria.

-¡Vaya!, que suerte tengo de haberte encontrado aquí.- le dije aliviado de ver a alguien conocido en esa especie de prisión infantil.

-Pues, lo mismo digo.

Luego, de improviso y apareciendo de la nada se acercó Lady, a quien se le habían acercado aquel grupo de bravucones, me rodeó el cuello con sus brazos.

-Que bien, voy a almorzar con mi héroe.- Dijo

-¿Héroe?- preguntó Jim sin entender nada.

- Es una larga historia- dije medio sofocado.

-Jeje, siempre te ha gustado ayudar a los demás… deberías ser policía, Leon.- me dijo Jim a modo de broma, yo solo lo observé con extrañeza.

-Bueno los voy a presentar. Lady he aquí a mi amigo Jim, Jim ella es…lady

En esos instantes Vanessa aparece y se sienta con nosotros.

-Hola, ¿me puedo sentar aquí?

-Claro que si, cuñada- respondió Lady

-Ah, ¿ustedes dos se conocen?- preguntó Jim refiriéndose a Vanessa y Lady.

-Claro, desde pequeñas.

Luego fue Marcos, quien se acercó al grupo

-¿Me puedo sentar?- peguntó con una sonrisa.

-Si, oigan este es marco lo conocí en mi clase de computación- dije presentándolo ante los demás.

-Hola.- saludó él de manera educada y se sentó junto a mí.

En ese instante, y sin saber porqué, comprendí que seríamos todos muy buenos amigos. Comenzamos a conocernos cada día, en cada clase nos apoyábamos no nos importaba lo que decían de nosotros si nos perseguíamos unos a otros jugando, o si nos reíamos de cualquier cosa, la verdad no nos importaba.

Lo ultimo que supe fue que marco se graduó en informática en Harvard, Vanessa estudiaba piano y ballet y la apoyamos en su decisión de irse a Nueva York a continuar sus estudios. Al graduarse de la academia de Ballet, conoció las presiones a las que están expuestas las bailarinas profesionales y lo abandonó. Volvió a dedicarse al piano y comenzó a escribir canciones, fue a la universidad de Columbia, trabajó como mesera y comenzó a tocar en bares y clubs. Así conoció a Peter Zizzo un busca talentos ella se volvió una famosa compositora después de eso nunca pude hablar con ella. Jim logró ser un grandioso cirujano, trabajó en Washington DC., supongo que aún debe ejercer ahí. Con la última que tuve contacto fue con Lady
Ella me dijo que se había casado con un español llamado Cayetano se fue a vivir al país Vasco con él, tuve la oportunidad de conocer a sus hijos Tom y Javier antes de que se fueran.

Lo último que me dijo fue: “Hasta pronto, mi héroe”.


Es duro echar una mirada al pasado y luego contemplar mi solitaria realidad. ¿Aún seguirán los cuatro con vida?, ¿podremos reunirnos alguna vez?






Por cierto que Jennifer Gray me rechazó, terminó de novia con el mismo tipo con quien luego se casó y luego la mató de un escopetazo en un arrebato de celos, luego él se voló la cabeza…

Me tocó asistir en los peritajes del caso.


LEON S. KENNEDY, 00:36 A.M.

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